lunes, 11 de junio de 2012

Viralidad intencionada, o no.

Hace ya unos meses que la nueva campaña de Loewe fue lanzada como un proyectil incendiario que, sobretodo, hizo arder las redes sociales. Más de 750.000 visitas en pocas semanas y la etiqueta #Loewe coronando la lista de trend topics en Twitter, son un gran indicio de su rebosante viralidad.
Se trata de una campaña que se aleja de su discurso tradicional, hecho que ha producido cierto rechazo, aunque no por ninguna razón específica. Unos tachan a sus protagonistas de pijos repelentes mientras la otra mitad, por contra, los define como chonis poligoneros.


Según Loewe, el desvío que han tomado responde a su nueva estrategia: ampliar el target de sus productos a través del acercamiento a un público más joven y tratando de asociar la marca con sus raíces nacionales en España. Esto se materializa en un spot inspirado en el Madrid de los años 80 y para ello, reúne varios jóvenes con inquietudes relacionadas con el arte, la fotografía, la moda, vamos, los intereses más "it", guay, cool, chachi y megawonderful. Se trata de un spot repleto de contenido irrelevante. Imágenes repetitivas y una locución que parece estar sacada de una conversación en la puerta de una discoteca (de esas de "Reservado el derecho de admisión. Sólo gente guapa", evidentemente).

El repudio de muchos hacia este spot no sólo es consecuencia de la imagen elitista que proyectan estos jóvenes, sino que sus declaraciones también han hecho llorar al niño Jesús y al resto de ciudadanos de a pie:
Estar enamorado es súperguay
Me encanta el oro, disfruto.
La palabra Loewe siempre la asocio a "Love".
Me bajo del avión, me pinto, me visto y ¡pumba!, ya estoy.
"Tía, llevar el bolso en la mano es very mainstream"
¿Habrá, Loewe, conseguido aumentar su notoriedad o sus ventas? ¿A quién ha gustado la campaña? Es evidente que ante tal tormenta de opiniones punzantes inundando la opinión pública, aquellos que se hayan sentido identificados con los 'jóvenes Loewe' no habrán querido pronunciarse al respeto (y entiendo su miedo). Lo que está claro es que  todos nos hemos echado las manos a la cabeza (y no para sostener ningún bolso), o bien hemos salido corriendo a la tienda Loewe más cercana sin importarnos los arañazos o extensiones de pelo arrancadas, todo sea por conseguir uno de esos bolsos de la discordia.
Según declara confuso el director de la pieza, Luis Venegas: "No entiendo la reacción. No entiendo el detonante". Nunca sabremos si se trata de una pantalla de humo, o si su verdadera intención era generar una campaña viral. El quid de la cuestión, sin duda, lo resume muy bien el twittero @October_Lee: "Todos detestáis el anuncio de Loewe, pero todos habláis del anuncio. ¿Sabéis que significa "marketing viral"?

Por EduardMairal

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