domingo, 24 de junio de 2012

Inserte 2 euros para su fotografía


La fotografía siempre ha sido una de mis pasiones. Me acuerdo de un viaje Gran Canaria-Madrid-Barcelona-París en el que mis padres me regalaron una cámara de carrete de usar y tirar. No sé si me gustaba más estar sobre las piernas de Mickey Mouse en DisneyLand París (ojito con los chistes que sigo siendo muy inocente), o fotografiar a mi hermana subida a todo aquello en lo que uno se puede montar. Al final del viaje mis padres acabaron comprándome 5 cámaras de esas.

Walter Benjamin, miembro de la Escuela de Frankfurt no consideró la fotografía un arte en sí mismo por la falta de lo que él denominaría "aura", que es aquella característica de lo original, todo aquello que no puede poseer todo lo duplicado por la reproducibilidad, algo que en su opinión era el detonador de la muerte del arte. Pues bien Benjamin, en mi opinión no puedes estar más equivocado. El hecho de que la fotografía pueda ser reproducida tantas veces como uno quiera, no la exime del aura y por lo tanto, no la excluye del arte. Una fotografía es el arte de pintar con luz, y de inmortalizar un momento determinado, en un ángulo preciso, dentro de un contexto específico y con unas condiciones exactas. Ya puedas sacar la misma foto un segundo más tarde que la primera, que esta última tendrá un aura completamente diferente.

Antes de llegar a Barcelona, ya había experimentado la fotografía analógica, incluso el revelado de carretes en cuartos oscuros (y no, no en ese tipo de cuartos oscuros), además de fotografía estenopeica. Al llegar aquí además, descubrí el mundo de la fotografía Lomográfica gracias a un trabajo de la facultad. Quién me diría a mi que terminaría enamorándome de ella. Lástima que la fotografía sea una amante exigente que reclama material caro y recursos que por desgracia uno no siempre tiene. 



Pero volvamos a lo que nos interesa. El año pasado tuve la suerte de estar viviendo en una residencia de estudiantes en Barcelona que tenía una de las mejores vistas de la ciudad que jamás he visto (y sí, sí he ido al Carmel y al Tibidabo). En la última planta de la residencia, había una terraza con una pequeña piscina y ubicaciones de todo tipo donde poder dejar volar tu imaginación para poder fotografiar todo aquello que se te ocurriera. Lo mejor todo es que en invierno nadie, absolutamente nadie subía ahí por el frío que hacía. De manera que cargado con trípode, 
cámara, objetivos y un buen abrigo, iba todas las semanas ahí arriba a fotografiar y pensar en mis cosas mientras escuchaba música hasta que el vigilante de seguridad cerraba la piscina a las 12, como la historia de Cenicienta. 

Así por ejemplo, Barcelona me presentaba sus respetos por la noche:




Las panorámicas también me han gustado desde siempre. Recuerda todos esos viajes en los que querías captar cada uno de los detalles que te rodeaban y que no cabían en una simple fotografía. Es algo recurrente, que siempre me pasa cada vez que viajo a algún sitio. La última vez en un viaje a Lisboa que a pesar de que perdiera mi teleobjetivo -y mis llaves, y mi cartera..., pero esa es otra historia que no viene a cuento, no me distraigas-, no pude desaprovechar esa oportunidad.

Aquí dejo una de Torre de Belem, en Lisboa, y otra en Londres, ciudad tremendamente grande, llena de gente y vida.


Pero soy consciente de que en esta vida no de fotos bonitas uno recibe reconocimiento, sino que como en la publicidad, ha de establecer su elemento diferenciador, y en mi caso, y con la práctica, he descubierto que mi punto fuerte responde más a la irreverencia y a la crítica social, como en esta foto en la que me inspiré en la cultura de masas.

En definitiva, la fotografía me permite expresar mi curiosidad y en cierto modo, la creatividad que llevo siempre conmigo. Porque siendo sincero, no sirvo para pintar o dibujar, tampoco tengo grandes ideas publicitarias, pero a la hora de construir una fotografía, a pocos he encontrado que tengan tanta imaginación como yo -si no me lo digo yo, ¿quién lo hará?-

La fotografía me permite extraer el aura a la realidad.

Eduardo Almeida

No hay comentarios:

Publicar un comentario