domingo, 6 de mayo de 2012

Publicidad, deporte de riesgo.

"En la publicidad, el mayor riesgo es no arriesgar"
Así es como Lluís Bassat define uno de los factores clave de la comunicación persuasiva, el riesgo. Sabemos que Bassat es uno de los publicistas españoles más reconocidos a nivel internacional. En 1975 funda en Barcelona la agencia publicitaria Bassat & Asociados. Más tarde sería rebautizada como Bassat Ogilvy al ser participada por Ogilvy & Mather. El clímax de su trayectoria llega en 2004, cuando fue incluido en la lista de “Los hombres más influyentes de la publicidad”.


Arriesgar es invertir, implicarse, apostar por algo sin conocer su resultado. La publicidad se basa en ello, no es ninguna ciencia exacta. Por muchos test, pre-test o post-test a los que haya sido sometida una campaña, siempre quedará una incógnita en la ecuación. Esto ya lo decía Bassat en El libro rojo de la publicidad, sin embargo, publicitarios contemporáneos como Risto Mejide, lo confirman de forma más descarada: 
"El que diga que sabe lo que hace, miente. En publicidad nadie sabe nada. Dale una patada al que te afirma que su campaña funcionará". 
La incertidumbre es un factor que estará siempre presente y que todos deberíamos aprender a convivir con él. Ya no sólo a nivel profesional, sino también en lo personal. Aunque arriesgar implique estar dispuesto a perder, será más dolorosa su consecuencia: una impotencia anclada en la mente y que te recordará cada día por qué no arriesgaste sabiendo lo que pudiste haber ganado. Evidentemente, perder también pesa, pero se trata de un tormento mucho más efímero. Una nueva victoria, por pequeña que sea, nos permite superar un obstáculo mucho mayor.


Así pues, el riesgo depende de una sola decisión: gano (probablemente) y permanezco como estoy, o bien, gane o pierda: crezco, aprendo y también evoluciono.


Eduard Mairal.

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