La
fotografía siempre ha sido una de mis pasiones. Me acuerdo de un viaje Gran
Canaria-Madrid-Barcelona-París en el que mis padres me regalaron una cámara de
carrete de usar y tirar. No sé si me gustaba más estar sobre las piernas de
Mickey Mouse en DisneyLand París (ojito con los chistes que sigo siendo muy
inocente), o fotografiar a mi hermana subida a todo aquello en lo que uno se
puede montar. Al final del viaje mis padres acabaron comprándome 5 cámaras de
esas.
Walter Benjamin, miembro de la Escuela de Frankfurt no consideró la fotografía un arte en sí mismo por la falta de lo que él denominaría "aura", que es aquella característica de lo original, todo aquello que no puede poseer todo lo duplicado por la reproducibilidad, algo que en su opinión era el detonador de la muerte del arte. Pues bien Benjamin, en mi opinión no puedes estar más equivocado. El hecho de que la fotografía pueda ser reproducida tantas veces como uno quiera, no la exime del aura y por lo tanto, no la excluye del arte. Una fotografía es el arte de pintar con luz, y de inmortalizar un momento determinado, en un ángulo preciso, dentro de un contexto específico y con unas condiciones exactas. Ya puedas sacar la misma foto un segundo más tarde que la primera, que esta última tendrá un aura completamente diferente.
Antes de llegar a Barcelona, ya había experimentado la fotografía analógica, incluso el revelado de carretes en cuartos oscuros (y no, no en ese tipo de cuartos oscuros), además de fotografía estenopeica. Al llegar aquí además, descubrí el mundo de la fotografía Lomográfica gracias a un trabajo de la facultad. Quién me diría a mi que terminaría enamorándome de ella. Lástima que la fotografía sea una amante exigente que reclama material caro y recursos que por desgracia uno no siempre tiene.
Walter Benjamin, miembro de la Escuela de Frankfurt no consideró la fotografía un arte en sí mismo por la falta de lo que él denominaría "aura", que es aquella característica de lo original, todo aquello que no puede poseer todo lo duplicado por la reproducibilidad, algo que en su opinión era el detonador de la muerte del arte. Pues bien Benjamin, en mi opinión no puedes estar más equivocado. El hecho de que la fotografía pueda ser reproducida tantas veces como uno quiera, no la exime del aura y por lo tanto, no la excluye del arte. Una fotografía es el arte de pintar con luz, y de inmortalizar un momento determinado, en un ángulo preciso, dentro de un contexto específico y con unas condiciones exactas. Ya puedas sacar la misma foto un segundo más tarde que la primera, que esta última tendrá un aura completamente diferente.
Antes de llegar a Barcelona, ya había experimentado la fotografía analógica, incluso el revelado de carretes en cuartos oscuros (y no, no en ese tipo de cuartos oscuros), además de fotografía estenopeica. Al llegar aquí además, descubrí el mundo de la fotografía Lomográfica gracias a un trabajo de la facultad. Quién me diría a mi que terminaría enamorándome de ella. Lástima que la fotografía sea una amante exigente que reclama material caro y recursos que por desgracia uno no siempre tiene.
Pero volvamos a lo que nos interesa. El año pasado tuve la
suerte de estar viviendo en una residencia de estudiantes en Barcelona que
tenía una de las mejores vistas de la ciudad que jamás he visto (y sí, sí he
ido al Carmel y al Tibidabo). En la última planta de la residencia, había una
terraza con una pequeña piscina y ubicaciones de todo tipo donde poder dejar
volar tu imaginación para poder fotografiar todo aquello que se te
ocurriera. Lo mejor todo es que en invierno nadie, absolutamente nadie subía ahí
por el frío que hacía. De manera que cargado con trípode,
cámara, objetivos y un buen abrigo, iba todas las semanas
ahí arriba a fotografiar y pensar en mis cosas mientras escuchaba música hasta
que el vigilante de seguridad cerraba la piscina a las 12, como la historia de
Cenicienta.
Así por ejemplo, Barcelona me presentaba sus respetos por la
noche:
Las panorámicas también me han gustado desde siempre.
Recuerda todos esos viajes en los que querías captar cada uno de los detalles
que te rodeaban y que no cabían en una simple fotografía. Es algo recurrente,
que siempre me pasa cada vez que viajo a algún sitio. La última vez en un viaje
a Lisboa que a pesar de que perdiera mi teleobjetivo -y mis llaves, y mi
cartera..., pero esa es otra historia que no viene a cuento, no me distraigas-,
no pude desaprovechar esa oportunidad.
Aquí dejo una de Torre de Belem, en Lisboa, y otra en Londres, ciudad tremendamente grande, llena de gente y vida.
Aquí dejo una de Torre de Belem, en Lisboa, y otra en Londres, ciudad tremendamente grande, llena de gente y vida.
Pero soy consciente de que en esta vida no de fotos bonitas uno recibe reconocimiento, sino que como en la publicidad, ha de establecer su elemento diferenciador, y en mi caso, y con la práctica, he descubierto que mi punto fuerte responde más a la irreverencia y a la crítica social, como en esta foto en la que me inspiré en la cultura de masas.
La fotografía me permite extraer el aura a la realidad.
Eduardo Almeida
*Mi página en Flickr: http://www.flickr.com/photos/princenightmare/ *
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